Una vez más, presenciamos la supremacía de la política sobre la comunidad. Victoria del sepelio leviatánico. Realismo capitalista. Imposibilidad de pensar sin Estado-Capital. Muerte de la sensibilidad animal-humana. ¿Estamos condenadxs a esta realidad? La repetición es el infierno. El Estado es el inconsciente.
Esperanza desesperanzada. Mal menor como resignación cotidiana, suicidio comunitario en favor del automatismo maquinal. Necropolítica como forma de no-vida: naturalizar y reforzar el Estado-Capital, incluso cuando se cree que se lo está combatiendo. Peor aún: cuanto más creen y se involucran las personas en la política para transformar el mundo, más son transformadas las personas y el mundo por la política.
“Oponerse” desde adentro para reformar el Estado, lo perfecciona corrigiendo errores y actualizando anacronismos, volviéndolo más aceptable por las personas. Así, se racionaliza aún más una vida completamente desprovista de sentido comunitario por la máquina bélico-laboral que es el patriarcado moderno. Crítica de la representación como ataque a quienes trabajan de ocuparse de los asuntos de los otros, como ataque a la ausencia naturalizada.
Estado, hijo de la Iglesia y forma particular del patriarcado; formación política del Capital que continúa teniendo a la religión como pieza fundamental de dominación. En la actualidad, es la política la encargada de resignar a lxs oprimidxs a la cosmovisión y reglas del Poder. «Armen un partido y ganen las elecciones» afirman los sacerdotes políticos.
Democracia, religión laica: políticos como intermediarios entre la ciudadanía servil y el dios Estado. La burguesía, recluida en los negocios y la «vida privada», se limita a financiar y reunirse con los representantes del Estado, no se ensucian las manos en gestiones burocráticas. Los políticos, en todos sus colores, no son más que sacerdotes de esta religión desprovista de toda espiritualidad o magia. Los políticos como representantes del Dios Estado en la Tierra.
Danza muerta de armaduras y máscaras que ya lleva 5 mil años de historia depredando la esfera. Con ideologías, lindos discursos y falsa unidad. Con diversas gobernanzas del mundo. Con orden y progreso, con razón y fuerza, con la unión separada de los habitantes que habitan lo que queda de aire respirable y agua bebible. La avanzada civilizatoria no se detiene: con botas y con derechos seguirá aplastando lo vivo. IIRSA, su mayor ejemplo. El Estado-Capital, su mayor ejemplo. Que no podamos pensar, sentir ni organizarnos sin y contra él, su mayor victoria, nuestra mayor derrota.
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