¿Por qué pretendemos no equivocarnos en un mundo roto al cual llegamos rotxs?
Qué difícil hacer lo posible en una sociedad que constantemente nos lleva del éxito al fracaso, de lo mejor a lo peor, sin escalas, sin matices, sin mediaciones. Qué difícil resulta conservar la humildad en un mundo que nos convierte en juzgadores seriales. Cataratas de noticias, novedades y publicidades nos seducen desde las pantallas. Los dedos pulgares bailan sobre el teclado. Opinamos de todo, aun sin saber de lo que se opina, aun sin que tengamos nada para decir. Lo importante es opinar, de eso se trata la libertad de expresión, de eso se trata la democracia.